“Podemos morir hoy, o dentro de 60 años. De cualquier modo, nunca tendremos tiempo de hacer todo lo que queremos”.
Akira Tendou
ZOM 100
"No te rindas. Sufre ahora y vivirás el resto de tu vida como un campeón". Esta célebre frase de Muhammad Ali describe perfectamente la sociedad de rendimiento que habitamos hoy en día. Nuestras vidas están inmersas en una carrera vertiginosa sin una meta definida.
La Trampa de la Productividad
Un día cualquiera, siendo las seis de la mañana, recibí una llamada al móvil donde me solicitaban urgentemente hacer revisión de un proyecto del trabajo. Entre el estrés y la ansiedad, me cuestioné si tendría tiempo y espacio para desayunar tranquilamente. Mientras me alimentaba con algo de enojo, veía el correo del trabajo y contestaba algunos mensajes en tiempo inmediato. Ya no hay lugar para el "después"; todo debe contestarse al mismo instante.
Intentando escapar de la presión laboral, decidí revisar mis redes sociales. En ellas encontré a familiares, amigos, amigas y hasta al mismo jefe de la oficina participando en maratones pseudodeportivas, cada publicación acompañada de una frase motivacional como "no te rindas, todo lo puedes."
Así que la pregunta surge inevitable: ¿en estas carreras frenéticas contra quién se compite? La respuesta es clara: competimos tiránicamente contra nosotros mismos.
Gráfica: Steve Cutts.
El Costo del Rendimiento
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2023, el 75% de los trabajadores mexicanos sufren del síndrome de burnout, siendo la cifra más alta a nivel mundial.
La tiranía del rendimiento viene acompañado de un constante agotamiento, un cansancio permanente que nos convierte en adictos a la cafeína, energizantes, vitaminas, analgésicos, opioides y suplementos que nos permitan rendir en las métricas impuestas.
Las cadenas esclavizantes que nos atan cotidianamente son la productividad sin fin, desarrolladas en lugares donde existe la reproducción de la optimización: gimnasios, espacios de coworking, oficinas, centros de terapia. Como señala Félix Klopotek en "On Time Run" y profundiza Mark Fisher en "Realismo Capitalista", la tecnología digital ha transformado radicalmente nuestra relación con el trabajo. "El ciberespacio vuelve obsoleto el concepto clásico de espacio de trabajo. En un mundo en el que se espera de nosotros que podamos responder a un e-mail casi a cualquier hora del día, el trabajo no se limita ya a un lugar o a un horario." (Fisher, 2016: 133).
Gráfica: Steve Cutts.
La Paradoja del Bienestar
La ironía es que las zonas de optimización de la vida cotidiana están generando todo lo contrario al bienestar. Cada vez estamos más alejados de nosotros mismos, provocando una desconexión profunda con el sentido del ser. La felicidad ya no es sinónimo de plenitud, sino que la medimos con la cantidad de actividades que podamos desarrollar en el día a día.
Hasta quienes practican disciplinas de autorrealización como el yoga parecen estar atrapados en esta dinámica, compartiendo posturas en redes sociales con métricas de tiempo de práctica meditativa. Cada "like" representa una bendición de los dioses de la productividad, construyendo una falsa identidad en el templo digital del rendimiento.
Por Una Rebeldía Improductiva
¿Qué podemos hacer frente a esta desquiciada vida productiva? El primer paso es reconocer la trampa; como con las adicciones, debemos admitir que somos parte de este sistema de celeridad permanente.
Paradójicamente, una muestra de rebeldía hoy en día es ser atrevidamente improductivos, elogiar el no hacer nada, decir NO a la optimización cuando sea necesario, abrazar la derrota y rendirnos cuando sea necesario. En la rendición hay lugar para el cambio y la reflexión; en la desesperanza, se gesta el espacio de la esperanza.
La invitación es clara, generen espacios donde no midan ninguna acción, permítanse hacer cualquier cosa sin un objetivo establecido. No publiquen nada en sus redes sociales los fines de semana, permítase una sana desconexión con el ciberespacio de optimización, y conecte por unos minutos con la esencia de su ser, sin reproducir patrones de una existencia ordinaria, repetitiva, autómata. Hagan sin esperar nada a cambio, sírvanse para ustedes y no para complacer una directriz productiva. No es sencillo escapar de la desaforada productividad, pero vale la pena al menos preguntarnos: ¿Qué tanto bienestar nos trae las zonas de optimización en nuestra vida cotidiana?
¿Qué piensas sobre la tiranía del rendimiento en tu vida cotidiana? Déjanos tus reflexiones en los comentarios…
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