Una reflexión sobre la existencia
12:00 AM del 2024. Veo llegar los mensajes de feliz año nuevo que llegan al celular, mientras en las calles la gente corre con sus maletas para augurar viajes prósperos. La pólvora retumba mientras queman muñecos de trapo, tratando de emular la purificación de lo que no queremos recordar del año anterior.
Esas prácticas de año nuevo me parecen absurdas: las uvas no conceden deseos, las lentejas no auguran bienestar y la ropa interior amarilla no despierta ningún deseo. No les doy cabida a esas supersticiones tan asqueantes y arraigadas que se repiten año tras año.
Después de un fin de año caótico lleno de viajes, comidas tóxicas, alcohol y rock and roll, sentía incomodidad y desespero, como cuando no encontramos un rumbo fijo. Por lo tanto, decidí retomar la práctica de meditación en mi habitación. Posteriormente de este período turbulento, sentí la necesidad de volver a las actividades que me permiten mantener el enfoque en los aspectos esenciales de la vida, problematizar los designios de la existencia y preguntarme qué hacer frente a las decisiones que he tomado en mi vida.
Fue así que dispuse de un lugar cómodo con un tapete, me senté y cerré mis ojos, recité algunos mantras que suelo usar y respiré profundamente. Debo admitir que en ese momento me sentí desesperado, el cuerpo me picaba, los sonidos externos me desconcentraban y no lograba concentrarme ante la preocupación que me embarga el comenzar el año sin un trabajo fijo. La preocupación por la inestabilidad laboral sigue siendo latente, especialmente cuando la sociedad nos obliga a llevar estilos de vida abrumadores y consumistas, donde debemos cumplir promesas que no se alinean con nuestros propios objetivos. Sin embargo, tomé la decisión de actuar y cambiar el lugar desde el que me estaba enunciando.
Como es habitual al comenzar la práctica meditativa, los pensamientos perturbadores aparecieron acechando mi ser, además de la incomodidad que sentía en mi cuerpo. No tengo idea de cómo lo hacen aquellos que afirman que meditar es el arte de no pensar; en mi experiencia, la meditación me lleva a observar detenidamente cada uno de mis pensamientos, algunos claros, otros confusos; algunos hermosos, otros oscuros. Durante esa tormenta mental, mi respiración se fue calmando gradualmente, lo que me permitió ver cada una de mis tristezas con claridad. Además, mi cuerpo comenzó a sentirse más tranquilo, ya no me molestaba el cuerpo y gradualmente el sonido externo dejó de incomodarme. Me sentí a gusto conmigo mismo.
Al escucharme desde el corazón, encontré un interrogante obvio que no me había planteado con anterioridad: ¿cuál es la diferencia entre decisión y determinación? Nunca me había detenido a pensarlo, aunque sí había reflexionado sobre por qué mis decisiones a menudo no tienen los resultados esperados.
Esa pregunta mantuvo mi mente activa durante todo el día, pensando en mis decisiones y determinaciones. Consideré cómo a veces tomo muchas decisiones, pero no las sostengo con el paso de los días. Pensé en todas las ocasiones en que he decidido hacer algo distinto, pero al poco tiempo vuelvo a lo mismo. Entonces me pregunté: ¿qué papel juega la determinación en relación con la decisión? ¿Son mis decisiones determinantes o más bien decisiones apresuradas y frágiles que no me permiten ser consecuente con el paso del tiempo?.
Reflexioné sobre la importancia de la determinación para mantener firmes mis decisiones a largo plazo y resistir cualquier obstáculo que se presente en el camino. Además, me di cuenta de que las decisiones precipitadas y débiles carecen del valor necesario para que tengan un impacto real en mi vida. Después de darle vueltas al asunto, me di cuenta de que la decisión sin determinación y acción son promesas vacías que alimentan el autoengaño. De esta manera, tomé las herramientas que tenía a mano y me dispuse a tomar decisiones breves pero contundentes. En última instancia, nuestro karma, que se refiere a todas las acciones que llevamos a cabo todos los días, juegan un papel importante en las determinaciones de nuestras decisiones.
Después de ese ejercicio tomé aire y respiré, sin miedo y determinado, sereno y tranquilo a sortear los desafíos que se fijan en el firmamento del 2024. En ese andar, retomé la siguiente reflexión: "La decisión es el comienzo de la acción, la determinación es el vehículo que te lleva a tu destino". -A.P.J. Abdul Kalam
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