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Foto del escritorSUCIA RATA

El amor en los tiempos de precarización: 'Only Lovers Left Alive' y la Era Postindustrial.



- Hola, corazón. ¿Qué pasa? Te ves cansado.

- ¿Sí? Supongo que lo estoy.

- ¿Algún problema de suministro?

- No.

- ¿Entonces de que se trata esto? ¿No le puedes decir a tu esposa cuál es tu problema?

- Son los zombis y su forma de tratar al mundo. Siento como si la arena estuviera toda en el fondo del reloj.

- Entonces es hora de darle vuelta. Mi agotado señor, hemos pasado por eso antes. ¿Recuerdas?


El agotador cansancio y la depresión que aquejan a Adam, el protagonista de "Only Lovers Left Alive" de Jim Jarmusch, se manifiestan como síntomas reveladores de las profundas heridas en el tejido de las sociedades postindustriales. Encajada en la desolada Detroit, antaño conocida como la Motor City y cuna del sueño "americano", la trama proyecta un sombrío reflejo de la decadencia de una era que alguna vez resplandeció magníficamente.


En la cúspide de su esplendor, Detroit encarnaba la utopía en el Estado de Michigan, donde cada sueño parecía estar al alcance de cualquier persona. Incluso una banda icónica del rock como Kiss inmortalizó su esencia en "Detroit Rock City", un homenaje a la ciudad de las luces e industrialización, considerada una de las cunas del rock duro estadounidense que nos regaló otras bandas icónicas como Alice Cooper y White Stripes. Más allá de su vibrante escena musical y cultural, Detroit albergaba gigantes de la industria automotriz como General Motors, Chrysler y Ford. Según Nick Srnicek en "El Capitalismo de Plataformas" (2016), General Motors llegó a tener aproximadamente 605,000 empleos, cifra que se desplomó durante el proceso de desindustrialización, marcado por la precarización laboral y la expansión de la economía digital a nivel mundial. Como predijo Karl Marx, "todo lo sólido se desvanece en el aire".


Actualmente Detroit yace postrada, con fábricas oxidadas y calles agrietadas inundadas por malezas. Su población se desplomó de 1.8 millones en 1950 a menos de 700,000 en 2013 (LA Times). Además, se han tenido que demoler numerosas viviendas y edificaciones que adornaban la época dorada de la urbe. Aun así, con todos los desafíos, durante los últimos años Detroit parece tener una posibilidad más sólida, fortaleciendo algunos sectores de la economía, como el de servicios y la tecnología, donde la sostenibilidad ambiental es crucial para la ciudad.


En consecuencia, la película de Jarmusch se erige como un testimonio contundente de la decadencia postindustrial, presentando ciudades envueltas en una oscuridad que adquiere un matiz gótico contemporáneo en el contexto de vampiros. No es para menos. La empresa Ernst & Young (EY) devela en un artículo sobre Detroit que el 40% de los postes de luz no funcionaban en el 2011; esto hizo que el matiz oscuro de la película cobre relevancia. Bajo este escenario, la delincuencia disparada en la ciudad, la precariedad, el abandono convertido en éxodo y la suciedad imponen un estilo de vida extremo en la población. La desolación de estos paisajes urbanos se convierte en un telón de fondo conmovedor, evidenciando los efectos perjudiciales de la desindustrialización en el tejido social y económico.


En medio de este contexto, Adam, sumido en la desesperanza, encuentra refugio en la música, la ciencia y el amor, convirtiendo la primera en su experiencia vital como vampiro a lo largo de los siglos, rememorando la música de funeral al rock contemporáneo, mientras que el amor de Eve se convierte en una esencia trascendental en esta época decadente. La sensibilidad y la devoción al arte llevan a Adam a encontrar consuelo en su profunda soledad. A pesar de las oportunidades que la inmortalidad podría ofrecer, decide cargar con la soledad hasta el punto de optar por el suicidio. De este modo, resulta irónico encontrarnos con un vampiro deprimido cuyo anhelo es poner fin a su existencia. Esta paradoja resalta de manera impactante la profunda melancolía que impregna la representación de Jarmusch sobre la inmortalidad y su conexión intrínseca con la decadencia contemporánea.


En otro sentido, la desolación y la sensación de vacío que atormentan a Adam encuentran en el amor un antídoto para soportar la desesperanza en nuestra sociedad. Al hacer referencia al entrelazamiento cuántico entre partículas, aunque no haya pruebas científicas de efectos similares en el amor humano, metafóricamente sirve para interpretar que dos almas conectadas y sensibles pueden mantener su vínculo, incluso cuando están separadas.


Frente a la soledad, la sensación de abandono y la deshumanización de nuestra sociedad, la condición humana, algo que los vampiros inmortales enaltecen durante el filme, nos recuerda que el amor es una posibilidad ante esta adversidad. Recordemos que la individualización de nuestra humanidad, sumada a la sensación constante de soledad, nos conduce a lo mismo que Adam pensó en su momento: considerar el suicidio como opción. Según Bifo Berardi (2007), “solo de los suicidas podemos esperar esperanza cuando la vida humana ya no vale nada”.


La película 'Only Lovers Left Alive' de Jim Jarmusch no solo nos sumerge en la existencia melancólica de Adam, el vampiro inmortal, sino que también proyecta un sombrío reflejo de las marcas y afectaciones colectivas de las sociedades postindustriales, con Detroit como telón de fondo decadente. La conexión entre la desesperanza de Adam y la desindustrialización de la ciudad se entrelazan de manera impactante, recordándonos que, incluso en la inmortalidad, la soledad puede tornarse abrumadora.



A través de la metáfora del entrelazamiento cuántico entre partículas, la película sugiere que, a pesar de la deshumanización y la individualización en nuestra sociedad contemporánea, el amor sigue siendo un antídoto para la desesperanza. La elección de Adam de cargar con la soledad hasta el punto del suicidio resalta la paradoja de una existencia eterna envuelta en melancolía, invitándonos a reflexionar sobre la fragilidad de la condición humana.


En última instancia, "Only Lovers Left Alive" nos ofrece no solo una visión poética de la inmortalidad, sino también una poderosa reflexión sobre la esencia efímera y valiosa de la vida humana en medio de la desolación posindustrial, donde el amor puede ser una posibilidad de salvación.



Nota: No pretendo con esta publicación hacer una crítica académica a la película de Jarmusch, tampoco ensalzarla desde supuestos tecnicismos fílmicos que me son ajenos. Mi acercamiento al cine se da a través de la experiencia personal, en diálogo íntimo con la obra y el contexto social.



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